jueves, 17 de noviembre de 2016

Lavinia Petti - El Ladrón de Niebla

No os engaño si os digo que este ha sido uno de los libros que mas me ha sorprendido este último año.
Y es que aún no sabría deciros por qué exactamente me lo compré...no estoy muy segura...creo que más bien se trató de una corazonada, algo que al leer el título y la sinopsis me decía que iba a gustarme...esas cosas nos pasan a los que leemos demasiado (llamadnos locos, benditos locos no?)

Tenemos a Antonio María Fonte, un señor aburrido, con una vida aburrida, que vive en una casa aburrida, con una gata aburrida...en absoluta soledad. Un señor que no parece muy amigable ni sociable, un escritor al que ni siquiera le apetece escribir...

Por otro lado tenemos que este señor descubre por casualidad en su casa un viejo retrato, de una mujer, una mujer muy hermosa...y por detrás del retrato unas extrañas palabras escritas...algo relacionado con los recuerdos y un lugar llamado Tirnail.

 Es en este punto cuando la vida del protagonista empieza a cambiar, él empieza a obsesionarse con ese retrato, le resulta familiar y a la vez no, cree reconocer a la mujer que está representada en él y a la vez no...y necesita respuestas pero no sabe dónde buscarlas.

Finalmente todo da un giro de 180º cuando, caminando por su barrio, sus pasos, sin saber por qué, le llevan a un lugar que "no había visto nunca anteriormente", un lugar con una gran torre que posee algo misterioso que le incita a entrar. Nuestro protagonista conoce allí a un individuo que dice ser El Coleccionista, que le da la bienvenida y se dirige a él por su nombre...como si ya se hubiesen conocido antes.

Este individuo le dice a Antonio que existe un lugar llamado Tirnail donde van a parar todas las cosas perdidas del mundo; los objetos, las ilusiones, las esperanzas, los recuerdos, las personas...todo aquéllo que el ser humano olvida, voluntaria o involuntariamente, va a parar alli...al reino de las cosas perdidas. Lo único que hay que hacer si se quiere olvidar es acudir a El Coleccionista y contarle aquéllo que quieras sacar de tu mente, él te dará algo a cambio de esos recuerdos...y al día siguiente todos habrán desaparecido, como si nunca hubieran existido, como si nunca hubieras tenido esas vivencias. Así de sencillo...se supone.

Antonio obviamente no se cree nada de lo que este enigmático señor le dice, es imposible que él se haya dirigido nunca a ese lugar buscando deshacerse de sus recuerdos...o no? Nuestro perdido protagonista sólo sabe que quiere averiguar quién es la mujer del retrato y por qué le causa tan extraña sensación cada vez que la mira.

Se despide finalmente el singular Coleccionista diciendole que Tirnail se encuentra al otro lado de todas aquéllas puertas que aparentemente no llevan a ninguna parte...y que si quiere recuperar esos recuerdos tiene que darse prisa y correr contrareloj, o podría olvidarse hasta de sí mismo y quedar encerrado en el reino de las cosas perdidas para siempre.

Con esta información Antonio vuelve a casa...preguntándose si se acababa de topar con un demente o si por el contrario era él el que estaba perdiendo la cabeza. Pero Antonio ya ha entrado en el juego...y al llegar a su edificio descubre que el ascensor tiene y siempre ha tenido un botón que lleva a un sexto piso, un botón en el que no había reparado nunca...porque el edificio en el que habita únicamente tiene cinco plantas...

Incrédulo pero algo contrariado, pulsa el botón que le dirige lentamente al sexto piso...y allí no podrá ni imaginarse lo que va a sucederle.

Os aseguro que la historia os atrapará de principio a fin, la recomiendo encarecidamente.
Hará volar vuestra imaginación y os hará daros cuenta de cómo funciona muchas veces nuestra mente...infinita pero a veces limitada, retorcida pero maravillosa al mismo tiempo...